Son las 00 horas con 25 minutos. El cansancio en mi vista es evidente, después de pasar casi 8 horas frente al ordenador mis piernas, rodillas y cintura se han empezado a resentir. También un leve dolor de cabeza ha iniciado, me imagino será por el brillo de las pantallas (lo que siempre pasa cuando tienes un LCD nuevo y lo que añoras cuando tienes uno viejo).
Confieso que no he escrito…
Muy atrás en mi infancia y habiendo apenas aprendido a escribir, sentí una vez una extraña emoción y tracé unas cuantas palabras semirrimadas, pero extrañas para mí, diferentes del lenguaje diario. Las puse en limpio en un papel, preso de una ansiedad profunda. Era un poema dedicado a mi madre. Completamente incapaz de juzgar mi primera producción, se la llevé a mis padres. Ellos estaban sumergidos en una de esas conversaciones en voz baja que dividen el mundo de los niños y el de los adultos. Les alargué el papel con las líneas, tembloroso aún con la primera visita de la inspiración. Mi padre, distraídamente lo tomó en sus manos, distraídamente lo leyó, distraídamente me lo devolvió, diciéndome: ¿de dónde lo copiaste?… y siguió conversando en voz baja con mi madre de sus importantes y remotos asuntos».
Y nació el Webmarketer…
Lamento haberme desaparecido estos días, pero demasiado trabajo y poco tiempo. Estoy en la época en que 24 horas al día ya no son suficientes.
Sin embargo para empezar bien la semana, les tengo a bien anunciar el cambio de Dominio del sitio. Inicialmente era Plinsu, sin embargo por algunas cuestiones decidí cambiarlo y hoy es «El webmarketer«.
Un fin de semana productivo en la Europlaza made in Guatemala
Este fin de semana estuve trabajando en algunos proyectos, específicamente sobre el estatus del search marketing y la revolución que Internet ha generado en Guatemala, es por eso que desaparecí de aquí. Por cierto que también me enferme un poquito, me estaba empezando a atacar una leve gripe (menos mal que no fue la AN1H1) así es que decidí después del sábado dedicarme a descansar… 😉
Podemos cambiar el mundo!
Here’s to the crazy ones. The misfits. The rebels. The troublemakers. The round pegs in the square hole. The ones who see things differently. They’re not fond of rules. And they have no respect for the status quo. You can quote them, disagree with them, glorify or vilify them. About the only thing you can’t do is ignore them. Because they change things. They push the human race forward. And while some may see them as the crazy ones, we see genius. Because the people who are crazy enough to think they can change the world, are the ones who do.