Este es uno de esos raros posts que escribes cuando estas en momentos donde tienes que tomar una decisión pero prefieres alejar tu mente en otros pensamientos y dejar hasta el ultimo momento lo que debes escoger para no volver más complicadas las cosas. Son momentos escasos en la vida, si fueran con mayor frecuencia no lo soportaria. Y es así porque no estamos realmente diseñados para el cambio. Luego de decidir algo es complicado cambiar de opinión porque ya nos hemos auto programado a que las cosas son de la forma que hemos seleccionado.  Hoy tuve una muy buena charla con un amigo que me dejo mucho en que pensar pues el me decia: «Usted debe saber que toda decisión que tome le implicará un costo y que nada le garantiza que de buenos resultados lo que haya seleccionado, pero eso si, quien no arriesga no gana…» Y es lo que nos da miedo, ese riesgo. Un riesgo que con tal de evitar, te paraliza y no permite que te muevas, tu mente se atrofia ante solo pensar en que podria ocurrir eso que no deseas… y puede ser que no ocurra o al final si… pero lo seguro es que te quedas con miedo. Te ocurra o no te ocurra, haz pagado un precio, si lo vieramos contablemente diriamos «costos hundidos», en la vida puede ser «los miedos incluidos».

Escribo este post porque estos días he tenido miedo, me he levantando y he dicho ¿Porque estoy haciendo lo que estoy haciendo? ¿Realmente es lo que deseo? ¿estaré obrando bien? ¿Estoy suprimiendo mis sueños? ¿Suprimiendo mis sueños? Hay días que lucho como un león por seguir esos sueños, pero otros, muchos otros, la palabra sueño pierde literalmente el significado en el diccionario de mi vida. Simplente se esfuma y desaparece, como cuando la neblina se desvanece por los rayos del sol…

Pero alli es cuando surge esa relevación que me vuelve a dar vida: si todo cambia en la vida, también los sueños. Y eso no significa que lo anterior no haya valido la pena, sino que ha sido la preparación hacia algo mejor.

Me doy cuenta que sigo teniendo sueños y eso es suficiente. No importa que todo cambie, que tu vengas y vallas, que yo este o no me encuentre, que las cosas vayan mal… El sueño existe y es lo que vale, el cambio no gobierna al sueño, el sueño se adapta al cambio y logra resplandecer cual mariposa saliendo del capullo. Tener un sueño implica sufrir esos cambios, y solo quiero finalmente, afrontarlos con valor.