- Es la quinta entrevista de trabajo en la cual ni siquiera te llaman por teléfono para informarte el resultado.
- Es la banda musical de garage que toca en un club vacío en la mitad de la nada.
- Es la séptima vez que te caes aparatosamente mientras intentas aprender snowboarding.
- Es la mitad de la maratón, cuando la emoción del disparo de arranque es apenas un recuerdo vago y la felicidad de la meta no es más que un sueño distante.
- Es cualquier época difícil que tienes que superar antes de alcanzar la gran meta… si, de hecho, estás buscando la meta correcta.
¿Qué más?
Ah, sí, también es la clave de tu carrera profesional, el futuro de tu empresa y quizá de tu propia felicidad.
El viejo adagio está equivocado: los ganadores sí renuncian y quienes renuncian sí ganan. Todo nuevo proyecto empieza como algo emocionante y divertido. Luego se vuelve más difícil y menos divertido, hasta que llega a un punto bajo: muy difícil y nada divertido.
Y en ese momento uno se pregunta si alcanzar la meta en verdad vale la pena. Tal vez estés en el abismo: un revés temporal que podrás superar si perseveras. Sin embargo, a lo mejor es un callejón sin salida que nunca mejorará, por mucho que te esfuerces.
Los ganadores renuncian rápidamente, renuncian con frecuencia y renuncia sin culpa… hasta que se comprometen a vencer el abismo correcto por las razones correctas. De hecho, los ganadores buscan el abismo. Comprenden que cuanto más grande sea la barrera, más grande será la recompensa al superarla.
No busques tener las respuestas correctas en tu vida, más bien aprende a hacer las preguntas correctas.
Tomado del libro “The Dip” de Seth Godin.