Cuando pienso en el concepto de libertad, vienen muchas definiciones a mi mente. La más común es una que está hoy de moda y es la “libertad financiera”, ese concepto donde supuestamente si trabajamos duro, un día ya no será necesario que trabajemos y nos dedicaremos a descansar y disfrutar de nuestra prosperidad.
Otro concepto de moda es la “libertad en el trabajo”, conocido también como trabajo desde casa, teletrabajo, trabajo remoto, entre otros. Es básicamente tener la capacidad de elegir desde donde queremos trabajar. Un concepto bastante impulsado por la pandemia de la COVID-19.
Personalmente he buscado ambos tipos de libertad. Desde joven he invertido en desarrollar negocios para lograr la famosa libertad financiera y muchas de las decisiones de mi pasado estuvieron vinculadas con ese objetivo.
También mi elección laboral se dio desde la búsqueda de la libertad en el trabajo, estar físicamente donde quisiera evitando algo a lo que por muchos años le he tenido pavor: el tráfico y los tiempos de movilización.
Sin embargo, conforme han pasado los años hay otro tipo de libertad a la que hoy aspiro y es a la libertad de la modernidad. Aquella donde dejamos de ser víctimas de la actividad sin sentido y el crecimiento sin sentido.
He tenido la fortuna de conocer algunos de los hombres más poderosos en el área de negocios en Latinoamérica. Personas cuyo nombre ha sido portada de las revistas más prestigiosas y cuyo rostro es reconocido por millones de personas.
Y cuando reflexiono en lo que he visto de estos hombres que admiro, me sorprende reconocerles siendo presas de su propia fortuna. ¿De qué sirve ser ampliamente acaudalado si la ansiedad y el estrés no nos permiten descansar por las noches? ¿de qué nos sirve ser tan famosos si luego ni siquiera tenemos la libertad de salir de manera normal a un restaurante y pasar tiempo con los amigos? ¿De qué nos sirve estar constantemente viajando por el mundo, estando rodeados de gente en los hoteles y aeropuertos, pero realmente sintiéndonos solos?
La libertad que actualmente he aprendido a buscar es aquella donde más allá de hacer lo que sea urgente o importante, hago lo que es correcto y bueno.
La libertad que trato de encontrar es aquella donde no tenga la necesidad de comparar mi casa y vehículo con lo que el vecino tiene.
La libertad que me inspira a actuar es aquella que me acerque a vivir de manera intencional el presente, sabiendo que el día de mañana no está asegurado.
La libertad por la que lucho es aquella que me permita ser libre de mí mismo.