¿El mejor del mundo?

Cualquier persona que quiera contratarte, comprar tus servicios, recomendarte, votar por ti o hacer lo que tu quieras que haga, va a preguntarse si tu eres la mejor opción del mundo: mejor, para ella, en este momento, con base en lo que cree y en lo que sabe, y del mundo, su propio mundo, el mundo al cual esa persona tiene acceso.

De modo que si estoy buscando un editor de textos a destajo, quiero el mejor en mi idioma, que esté disponible y que pueda trabajar conmigo al precio que yo puedo pagar. Eso es mi mejor del mundo.  Si quiero un médico para tratar mi hernia, quiero al mejor del mundo porque me lo han recomendado mis amigos o colegas y porque se ajusta a mi idea sobre qué es un excelente médico. Eso, y también que viva en mi ciudad y disponga de tiempo para atenderme. Por consiguiente, mundo es un término bastante flexible.

El mercado masivo está agonizando. Ya no hay una mejor canción ni un mejor tipo de café. En la actualidad hay un millón de micromercados, pero cada uno de ellos sigue teniendo un mejor. Si tu micromercado es el de «mercados de seguros de automóvil en Cancún, México» pues ése es tu mundo. Ser el mejor en ese mundo es estar en donde se debe estar.

Mejor es un término subjetivo. Yo (el consumidor) soy quien decido, no tu. Mundo es egoísta. Es mi definición, no la tuya. Es el mundo que yo defino, con base en mi conveniencia o mis preferencias. Conviértete en el mejor de mi mundo y me tendrás a mí, a la mejor tarifa, en este instante.

El mundo se está ampliando porque ahora puedo buscar en todas partes cuando quiero encontrar algo (o a alguien). Eso significa que la variedad es asombrosa, y también significa que puedo definir mi mundo de manera que sea exactamente aquello que me interesa… y encontrar mis preferencias en cualquier lugar del planeta.

Al mismo tiempo, el mundo se está volviendo cada vez más pequeño porque las categorías se están especializando cada vez más. Hoy en día encuentro el mejor vino tinto del mundo, listo para que me lo despachen de un día para otro. Puedo encontrar el mejor software de manejo de riesgos para mi industria, en un instante, en línea. Con seis clics del mouse, ubico el mejor balneario nudista de Europa. Por eso, aunque es más importante que nunca ser el mejor del mundo, también es más fácil serlo… si escoges lo correcto y perseveras hasta el final. Hay más lugares en donde ganar, y también las apuestas son más altas.

Andy Warhol era el mejor del mundo. También lo es el restaurante tailandés Spipraphai, en Queens, Nueva York. También lo es mi editor. También tu, si así lo deseas. Si no te convence la idea de ser el mejor del mundo, probablemente no necesitas escuchar el resto. Sin embargo, si quieres ser el mejor pero te sientes frustrado por el camino que has tomado para llegar a la cima, entonces necesitas empezar a renunciar a algunas cosas.

Renuncia a lo que no vale la pena.

Persevera con lo que vale la pena.

Ten el coraje de hacer lo uno o lo otro.

Tomado del libro “The Dip” de Seth Godin.