Columna publicada originalmente en Forbes Centroamérica.
Cansado después de una sesión de ejercicio el miércoles en la noche, decidí caer en el sofá y ver mi móvil. Luego de leer un par de tweets encontré una publicación donde un amigo invitaba a participar de una sesión que se estaba llevando a cabo en ClubHouse, la nueva red social que causó furor a inicios de año.
Por curiosidad decidí seguir el enlace. Además, este amigo era quien me había invitado a dicha red social y no había tenido la oportunidad de utilizarla, así que era el momento adecuado.
Me encontré en una sala con unas 100 personas donde se discutía la pregunta: ¿Si no estoy en redes sociales dejo de ser relevante?